Todos conocemos tiendas de segunda mano a las que podemos recurrir tanto para vender un producto que ya no utilizamos como para comprar algo a un precio inferior al del producto nuevo.
Las tiendas en las que se venden objetos de segunda mano alargan la vida de los productos mediante su reutilización y, en algunas ocasiones, favorecen el acceso a los mismos a determinados colectivos que de otra manera no podrían acceder a ellos. Los propietarios que quieren deshacerse de un objeto obtienen un beneficio con su venta, la tienda da trabajo a sus empleados y los compradores consiguen productos a un precio inferior. Todos obtienen ventajas y también se producen beneficios ambientales al alargar la vida de los productos y producir menos impactos ambientales tanto en la producción de nuevos como en el tratamiento de los residuos.
Existen muchas tiendas y plataformas de venta de segunda mano. Todos estos productos, según la legislación, disponen de una garantía de un año. En esto se diferencian de la compra entre particulares en donde la ley no contempla ninguna garantía.
El sistema más habitual es el que el propietario lleva un producto que ya no usa a una tienda que se lo valora y o bien se lo abona en el momento o bien lo deja en depósito hasta que haya un comprador. La tienda revisa el producto y lo arregla, si es necesario. Pero han surgido nuevas iniciativas como la de una tienda de muebles en la que se recompran muebles de la propia tienda o la de una tienda de deporte que pone a disposición de sus clientes un espacio para que vendan artículos de su propia tienda o de otras.
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