La opción de adquirir un componente refabricado para el coche resulta mucho más rentable que adquirir un repuesto nuevo. En este proceso se parte de piezas usadas a las que se realiza un desmontaje completo. Sus componentes se limpian y recuperan y los que están defectuosos o deteriorados, se sustituyen por otros nuevos. Una vez finalizado el montaje, se comprueba y verifica su funcionamiento, de tal forma que quede “como nuevo”. Este proceso está industrializado en serie, por lo que resulta rentable y con resultados de calidad.
Pero la refabricación no solo tiene lugar en la industria del automóvil, hay otros sectores en los que también es común como es el de la fabricación de equipos.
Aunque se parte de productos usados, éstos se desmontan totalmente aprovechando aquellas partes que aún están útiles y sustituyendo aquellas que estén inservibles. Todo esto se lleva a cabo en un proceso industrial.
La refabricación permite alargar la vida de muchos componentes del automóvil o de otras industrias, elevando la rotación de productos y, por tanto, evitando la generación de residuos. Para los clientes supone una mejora económica.
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